Hoy se cumplen 81 años desde su fusilamiento, el 5 de agosto de 1939.
Las Trece Rosas fueron 13 mujeres, en su mayoría menores de edad fusiladas por ser militantes o tener alguna relación con el PCE y las JSU.

En 1939 todos los altos cargos del PCE (Partido Comunista Español) y las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) habían abandonado España, dejando el partido en manos de dirigentes mucho menos significativos, que, tras la ocupación franquista de Madrid y el final de la Guerra Civil, las JSU empezaron a reorganizarse clandestinamente dirigidas por José Pena Brea, secretario general del comité provincial de las JSU.
José Pena fue detenido por una delación y bajo tortura, confesó todos los nombres que sabía y firmó una declaración preparada de antemano.
El régimen franquista detuvo en ese momento a prácticamente todos los militantes de las JSU, entre los que estaban las Trece Rosas.
Estas 13 jóvenes fueron detenidas durante la primavera de 1939, pasaron por las dependencias policiales donde fueron torturadas y luego fueron enviadas a la cárcel de Ventas, donde se hacinaban unas cuatro mil personas, y donde estuvieron hasta el 5 de agosto de 1939, día en que fueron fusiladas.

La causa de este fusilamiento fue un atentado contra contra el comandante Isaac Gabaldón Izurzún el 27 de julio de 1939 en el que murieron también su hija que viajaba con él en el coche y su conductor.
Aunque era imposible que los responsables de este atentado fueran los militantes de las JSU, ya que hacía meses que estaban en la cárcel, el regimen franquista lo atribuyó a una supuesta red comunista de grandes dimensiones.
Tras este atentado se celebró un consejo de guerra y al día siguiente se fusilaron sesenta y cinco de los sesenta y siete acusados, incluidas las Trece Rosas.
Este fusilamiento tuvo bastante repercusión fuera de España cuando saltó la noticia a la prensa internacional, y hubo una campaña de protesta en Francia organizada por una de las hijas de Marie Curie, aunque esto no impidió que el régimen franquista siguiera con su espiral de violencia y fusilamientos.
Este acontecimiento no se redescubrió hasta 2003, cuando Jesús Ferrero publicó la novela «Las Trece Rosas» y posteriormente, recuperando una frase de una de las cartas que las Trece Rosas enviaron a su familia desde la cárcel, «Que mi nombre no se borre de la historia».

Las Trece Rosas eran:
Carmen Barrero Aguado. Modista, 20 años. Militante del PCE y la responsable femenina del partido en Madrid tras la guerra.
Martina Barroso García. Modista, 24 años, modista. Miembro de las JSU de Chamartín.
Blanca Brisac Vázquez. Pianista, 29 años. No tenía ninguna militancia política -aunque era votante de derechas-. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al PCE.
Pilar Bueno Ibáñez. Modista, 27 años. Afiliada al PCE y secretaria de organización del radio Norte.
Julia Conesa Conesa. Modista, 20 años. Militante de las JSU.
Adelina García Casillas. Activista, 19 años. Miembro de las JSU.
Elena Gil Olaya. Activista, 20 años. Afiliada a las JSU de Chamartin.
Virtudes González García. Modista, 18 años. (18 años, modista). Miembro de las JSU.
Ana López Gallego. Modista, 21 años, modista). Militante de las JSU y secretaria del radio de Chamartín durante la guerra.
Joaquina López Laffite. Secretaria, 23 años. Afiliada a las JSU y secretaria femenina del comité provincial.
Dionisia Manzanero Salas. Modista, 20 años. Militante en el PCE y enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid al acabar la guerra.
Victoria Muñoz García. Activista, 18 años. Miembro de las JSU de Chamartín.
Luisa Rodríguez de la Fuente. Modista, 18 años. Afiliada a las JSU.